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TODO BAJO EL CIELO

TODO BAJO EL CIELO

Todo bajo el cielo es la quinta novela de Matilde Asensi,  trata de una gran aventura para conseguir el tesoro del Primer Emperador y está desarrollada en China.

Elvira, una pintora española afincada en el París, recibe la noticia de que su marido, con el que está casada por amistad, ha muerto en su casa de Shanghai en extrañas circunstancias. Acompañada por su sobrina, a la que ha acogido hace muy poco después de que sus padres murieran,  zarpa desde Marsella en barco para recuperar el cadáver de Rémy sin saber que éste es sólo el principio de una gran aventura por China en busca del tesoro del Primer Emperador. Al pisar por fin tierra firme después de una travesía interminable, comienza para Elvira y Fernanda la mayor peripecia que nunca hubieran imaginado vivir. Sin tiempo para reaccionar se ven perseguidas por los mafiosos de la Banda Verde y los eunucos imperiales, pero cuentan con la ayuda del anticuario Lao Jiang, la sabiduría oriental del maestro Jade Rojo y la inteligencia de Biao, y gracias a ellos descifran  las claves y  superan las arriesgadas pruebas que tienen que pasar para encontrar el tesoro de la tumba del Primer Emperador y la última pieza del secreto mejor guardado de la historia de la Humanidad.Los personajes más importantes de la novela son:

Elvira, que huyo de España, de su familia y de las arraigadas costumbres de la época cuando era muy joven para conseguir su sueño ser pintora y por eso se traslada al París de los primeros años del siglo XX, allí conoce a Rémy y se casa por conveniencia, ya que necesitaba un sitio donde vivir y una estabilidad y el, hombre mujeriego y juergista, necesitaba casarse para recibir una herencia. El terminó yéndose a Shangai y ella se quedo en Paris, viviendo en el piso de su marido y recibiendo de vez en cuando una buena suma de dinero. Es una mujer que se ha hecho a si misma, escapándose de un mundo de represión y adaptándose al liberal Paris de la época y a su forma de vida. Es una mujer valiente y muy segura de si misma aunque con algunas neurosis, y aunque ella no lo cree al principio de la obra, a sus 40 años es capaz de cambiar su forma de ver y entender el mundo. También es un poco soberbia y no soporta que nadie la menosprecie. Elvira se verá en la necesidad de recorrer China en busca del mausoleo del Primer Emperador para solucionar sus problemas económicos y que durante el viaje descubrirá toda la fuerza vital que ocultaba en su interior.

Fernanda, sobrina de Elvira, huérfana y de carácter fuerte se ve obligada a acompañar a su tía en una increíble aventura que jamás pensó que podría vivir; ella prefiere que la llamen, Fernandina, viene de esa España de la que su tía huyo. Poco agraciada y más bien gruesa es una remilgada y mojigata que no concibe otra forma de pensar o de vivir diferente a la cristiana y católica de España. Tiene 17 años y vive con su tía desde que se quedo huérfana y hasta que tenga edad como para recibir su herencia. La odiosa y pueblerina Fernanda sufre un cambio radical al principio de la obra al darse cuenta de que tiene mas libertad con su tía de la que tuvo nunca en su casa. Es una chica muy inteligente y en mi opinión representa a esa persona que, viviendo toda la vida en un entorno de represión y ofuscada por la religión tan rígida de su entorno, al ver algo diferente a su mundo es capaz de, no solo de adaptarse sino también de cambiar su concepto de la vida de una forma radical.

Lao Jiang, anticuario muy anciano de Shanghai, amigo de Rémy, es quien consigue convencer a Elvira para que emprenda la búsqueda del tesoro del Primer Emperador; es un hombre de conocimientos infinitos y cualidades sorprendentes, que nos va mostrando la historia de China y su filosofía, además es inteligente, con grandes convicciones y un fuerte defensor de su país, su cultura y su forma de ver las cosas, lo cual conlleva a no respetar a las mujeres y eso da cierto juego en la historia. A diferencia de los demás es un personaje que no evoluciona pero que si nos va mostrando poco a poco distintas facetas de su vida.

Biao, adolescente chino a quien Fernanda toma como criado y que gracias a su extraordinaria inteligencia, se convertirá en una pieza fundamental para resolver los enigmas y salvar los peligros que oculta el antiguo mausoleo; fue criado en una misión cristiana de Shangai y por ello conoce poco sobre su cultura. Va evolucionando como el resto de los personajes hasta convertirse en un miembro imprescindible de la aventura.  Es un chico valiente, inteligente, pero conformista y nos hace entender a un mundo de pobreza y sin futuro.

Paddy Tichborne, periodista irlandés, bebedor y ambicioso, que se suma a la expedición con el fin de hacerse rico y escribir un libro sobre la aventura.

Maestro Jade Rojo, monje taoísta, sabio y silencioso, cuyas aportaciones serán determinantes en el desenlace final de la aventura.

Rémy, marido de Elvira, miembro de una importante y adinerada familia francesa de la industria de la seda, su adicción al opio le llevará a la muerte, asesinado por los miembros de la Banda Verde, una de las mafias más importantes del Shanghai de los años veinte.

Es una novela de aventuras, en la que los personajes siguen las pistas que les facilita una carta en clave hasta conseguir un tesoro o lugar ya previsto con antelación. Se ciñe a un esquema demasiado rígido, no dejando lugar a la imaginación, a la improvisación ni a la fantasía. Los personajes piensan por ti, sobre todo cuando descifran, con una eficiencia asombrosa, esos enigmas rocambolescos y retorcidos, las "pruebas" son tan sumamente rebuscadas que resulta difícil hasta seguir las explicaciones que dan los personajes, por su  tono erudito y pesado. 

Dado que la historia china no es muy conocida en Occidente eso podría ser un arma de doble filo: a unas personas podría gustarles descubrir una cultura nueva, pero otras la verán tan distante que no serán capaces de implicarse (es mucho más fácil sentir interés por los templarios, el Vaticano, Grecia, Roma, etc). Aunque hay que reconocer que Asensi o su equipo de documentación, han hecho una labor recopilatoria digna de encomio, y también en el diseño de esas pruebas tan surrealistas y casi imposibles (pero que los protagonistas solucionan siempre y en un tiempo récord)  

La prosa de Matilde Asensi es lineal, y te cuenta con el mismo tono la acción, la reflexión, el pensamiento. A destacar los ataques de la Banda Verde, contados con tal planicie que en un momento  queda solventado el problema y además, casi ni te has dado cuenta. Y eso que, para no variar, narra en primera persona.  

Tampoco los personajes se lucen nada. La protagonista, Elvira es tópica total: pintora cuarentona, progresista, liberal, moderna, feminista, bohemia, peinada a lo garçon, aficionada a la moda... y su sobrina, en el otro extremo: anticuada, vestida de negro, como de la España profunda, reza, habla con curas, lleva moño, ropa pasada de moda, gorda, fea... Hay un irlandés aficionado a la bebida (cómo no) y un anticuario chino, sabio, moderado, con dominio de las artes marciales, el taichi, la historia de su país, su filosofía, y el típico niño supergenio de las matemáticas. Asensi, a lo largo de la novela, nos incluye breves recuerdos de la protagonista tan burdos como no dejar de aludir a la Rive Gauche, y a las cosas tan buenas que tiene París, y eso es todo lo poco que sabemos de ella. En cuanto a los demás... La niña, Fernandita, se nos pinta al principio tan anti-heroina (fea, gorda, anticuada, etc.) que ya imaginamos que va a "evolucionar"; claro que en el sentido en que Matilde Asensi entiende la evolución de un personaje: la niña adelgazará, aprenderá chino, se volverá una intrépida amazona, etc. El tratamiento psicológico es nulo. Y la interacción entre los personajes también. No se ve una relación entre ellos, ni de la protagonista con su sobrina, ni de esta con el chino, etc. 

La verdad es que no es su mejor novela, ni siquiera veo que tenga el humor de otras anteriores (me refiero al "El último Catón" su "obra maestra" o “El origen perdido). Es muy tópica, tanto que solo por estar desarrollada en China  se cree en la obligación de meter en batiburrillo los inventos chinos, el taichi, el taoísmo, el i-ching y sus ideogramas, el feng shui, el desdén que sienten los orientales hacia los blancos, la sabiduría de los monjes en sus monasterios, las artes marciales, etc. Es que no le ha quedado ni un tópico en el tintero.  

Otra cosa a destacar es la manía de Asensi de incluir  pies de página, con notitas donde nos "aclara" conceptos que no sirven para nada en la historia, algunos tan risibles como aclarar que Qi se debe pronunciar Chi, y que de ahí viene la palabra China, y fechas de reinados de reyes y emperadores chinos, que a mí, francamente, me dan igual.

Como en sus anteriores novelas, la principal obsesión de Asensi es la documentación: procura documentarse exhaustivamente y ser "absolutamente fiel al momento histórico y al lugar", sin que ello signifique visitar el lugar. Como ella misma dijo en una entrevista concedida a EFE, “hay que situar los momentos históricos” y por ello tuvo que utilizar “referentes tan incomprensibles como las dinastías imperiales o los sabios de las escuelas filosofícas chinas.

Lo que tampoco me ha gustado de la historia es que tiene poca documentación grafica, no solo de mapas sino tambiém de imágenes y de ideogramas chinos. Aparecen muchos en la novela y ella los describe, cosa que creo que es más difícil que mostrarlos, ya que en realidad leyéndolo es más complejo crear una imanen mental. Además en la historia hay muchos juegos matemáticos, tableros con números y fichas muy complejos, y el hecho de que los vaya describiendo uno a uno se hace bastante pesado y algo confuso. La ventaja es que esto solo ocurre un par de veces. 

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